Hoy han abierto mi caja de Pandora. Supongo que tengo que enfrentarme a todo esto de una vez, pero no
puedo con todo junto.
Me equivoqué en mi elección. Me dio
miedo. No quería volver a enamorarme, no quería volver a sentir tan pronto.
Estaba en un mal momento de mi vida. Completamente destruida y descompuesta.
Podría poner mil excusas, pero no existen las excusas.
Cerré la puerta. Le he echado de
mi vida y ahora no puedo recuperarle. No puedes tener a alguien queriéndote sin
recibir nada a cambio durante tanto tiempo. Al final desaparecen, porque no se
puede soportar que alguien tenga tu corazón en un puño, acorralado,
aprisionado, sin dejarlo latir, ni respirar.
Elegí la indiferencia. Elegí no
existir.
Ahora que se ha ido solo me queda
ese que nunca existió. Ese al que le da miedo hasta el menor de los
sentimientos. El que no quiere hablar, ni pensar, ni sentir y prefiere no
arriesgarse con nada. Ese al que no quiero, porque me parece prepotente, cargante y patético.
El mail ha sido horrible.
Merecido, pero duro. Sincero, pero destructivo… No podía ser de otra manera. Yo
también lo habría hecho así. Estábamos hechos el uno para el otro. Dos mentes
fuertes, valientes… pero yo no estaba enamorada de él. Ni del otro tampoco.
Me enamoré de alguien que no
existía y ya no me dejó querer a nadie más. Me enamoré de un cuento que hablaba
de mi, de un muro con cubos de basura, de 5 minutos de besos, de mil risas, de mil
bromas, de sinceridad, de pasión, de mil canciones, de una serie, de un abrazo protector…
y me dio miedo volver a tener eso y que me lo quitaran de nuevo, nunca he vuelto a sentir nada igual, jamás, ni con mi exmarido, sólo con ella.
Cuando nunca tuviste nada, no
echas nada de menos… pero cuando tuviste justo aquello que anhelabas y te lo
quitaron…
He intentado no leerlo mas veces.
No pensar en todas esas palabras y me he puesto a mirar internet a ver si se me
pasaba el sofocón.
No le llames, no contestes, no hagas nada… es como morirse
lentamente sin poder gritar por el dolor… te
lo mereces… te lo mereces… elegiste… no le llames... no le hagas más daño.
He mandado mensajes a otras
personas para no enviárselo a él. Un perdóname. Un no te vayas. Un dame tiempo…
deja que me recupere… es muy pronto… no quiero perder tu amistad y tu apoyo... pero sería egoísta porque él me quiere de verdad y yo no soy capaz de sentir las cosas hasta ese punto.
Joder como duele esto. Se que es
justo, pero duele demasiado.
Entonces lo he visto. El otro,
sin pretenderlo, es como si me hubiera enviado un mensaje… él no se habrá dado
ni cuenta supongo, porque es así de estúpido. Pero ha abierto mi caja de Pandora y todo se
me ha venido abajo.
No son las canciones que ha
puesto. Son los intérpretes. Me recuerdan tantas cosas… mañanas eternas llenas de
música y besos, charlas intempestivas sobre canciones que hablaban de nosotros…
Me he quedado helada. A él ni siquiera le recuerdan a mi.
Decía que escuchaba esto:
Que derrumbe. Cuando pasó lo que
pasó no paraba de escuchar a estos dos compositores. Me los descubrió él. Aquel
que nunca existió, aquel al que quería querer de verdad, pero no pude. La mayoría de las canciones me recordaban a él… y a mi. Me sé de memoria esa canción. La escuché
todos los días, a todas horas… era la canción de mi cuadro… el que nunca
terminé para él…
Las escuché tanto que compuse una
historia con aquellas canciones… la historia que nunca fue sobre todo aquello
que me quitaron y que jamás volveré a tener... la de aquello que habría tenido con él si hubiera puesto de mi parte.
Dani me ayudó. Borró aquellas
canciones de mi móvil. Abrimos la maleta juntos… fuimos destruyendo todas y
cada una de las cosas que yo había construido en los últimos años. Quemamos
aquella historia compuesta de canciones. Rompimos las fotos del pasado.
Destruimos juntos, uno por uno, todos los recuerdos…
Ahora no está porque le
dije que cerrara las puertas. Porque el 8 de enero inicié un ascenso en el que no
pude incluirle. Porque no quería más regalos en mi vida. Porque fui
completamente incapaz de responder a su canción del otro día…
Y sin embargo… si volviera atrás…
sabiendo lo que se… volvería a hacer lo mismo.
Pero sobre todo, si volviera
atrás… volvería a dejar sin respuesta aquel mail que me pedía que dijera algo
porque estaba renunciando a mi, que sería el único si yo le aceptaba, que me
habría seguido allá donde fuera… que sentía no haber podido llegar a mi… que se
tragaba su orgullo, que yo era lo que quería y me estaba diciendo adiós…
Ya no me quedan sentimientos
intensos. No hay marcha atrás.
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