¿Cómo se mide la fortaleza de una persona?. Me parece algo
tan curioso. ¿Os habéis parado a pensar eso?.
¿Cuántas personas a vuestro
alrededor pensáis que son fuertes?. ¿Y alguna vez lo pensáis de vosotros
mismos?.
Yo lo he oído tantas veces que me he cansado. La fortaleza
no se mide por la cantidad de problemas que hayas tenido en la vida. Ni por lo
graves que hayan sido, sino por las veces que te has levantado cuando te has
caído, para volver a intentarlo. Esa es la medida. Y según ese rasero, la mayoría
de la gente que conozco es fuerte. Porque se han levantado siempre que han
caído y lo han vuelto a intentar.
Si, es cierto, conozco gente metida en su mierda. Te hacen
daño una vez y decides inmunizarte, no sentir más. Y en cuanto sientes un
poquito, huyes, no vaya a ser que te vuelvan a hacer daño. Esos son los
débiles. Los que no merecen la pena. No valen nada. Están completamente vacíos.
Yo he sido muy débil y os aseguro que prefiero sentir dolor a tener miedo de
sentir.
Yo lo siento todo, lo bueno, lo malo, lo regular… Merece la
pena reír de alegría y llorar de amargura. Es la vida, te enseña a cada paso.
Luego está el valor. La gente valiente. Otro calificativo
absurdo que utilizamos para la gente que ha realizado un acto que por algún
motivo nos parece heroico. ¿Heroico?. Los cojones. El valor es tener miedo a
hacer algo, pero hacerlo igualmente. Eso es valor. Y hay mucha gente valiente
en el mundo. Pero también muchos cobardes. Y ninguno de ellos, ni el valiente
ni el cobarde tienen que ser fuertes.
Ser fuerte es fracasar, romperte en pedazos y recomponerte
para volver a entregarte de nuevo,
entero, así, sin más. Hay gente que conozco, que me consideran a mi fuerte y
sin embargo no son capaces de ver en ellos la verdadera fortaleza, la que
tienen innata.
Yo fui valiente en algunos momentos de mi vida. Dentro del
miedo, a veces pavor, tome decisiones, algunas erróneas, otras acertadas, pero
las tomé. Nunca me bloqueé. Las tome llorando, desesperada, frustrada,
aterrorizada, pero lo hice. Me ha costado años ser fuerte, saber avanzar. Eso
es más complicado.
Todo el mundo puede tomar decisiones en momentos críticos.
En determinadas situaciones el valor sale solo, no queda otra. No tiene ningún
mérito, se trata de tu supervivencia. Pero ser fuerte es superar el trance de
después. El dolor, la angustia infinita. Y volver a empezar. Eso cuesta un
mundo. Yo lo sé bien y admiro tanto a la gente que es capaz de hacerlo una y
otra vez... ¡Qué ejemplo dan sin saberlo!.
Utilizamos calificativos a veces sin saber de lo que
hablamos. Creemos que los que han vivido dramas o han tenido que luchar por
sobrevivir, por vestirse, por comer cada día… son fuertes. Pero no, esos son
solo valientes. Si tienes hambre, tu cuerpo te lleva a buscar comida; si tienes
frío, buscas la manera de abrigarte; si te atacan, te defiendes; y todo eso lo
haces a veces de las maneras más insospechadas, a veces comiéndote tu orgullo,
tu vergüenza, tu miedo. Solo eres valiente. Lo haríamos todos. El fuerte busca
comida, se abriga, se defiende y además se recompone, no pierde la esperanza.
No sobrevaloréis tanto a la gente. No merece la pena. Los
héroes no son los valientes. Los héroes sois vosotros, cada día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario