Translate

viernes, 22 de agosto de 2014

La enfermedad

 En uno de mis blogs, justo al final de un post en el que hablo de la seguridad en uno mismo, explico lo difícil que está siendo y lo insegura que me siento con todo lo relacionado con mi enfermedad.


http://angelalasnegras.blogspot.com.es/2014/01/dime-de-que-presumes_21.html

Probablemente uno de los peores brotes que he tenido, por lo inválida que me dejó y lo enganchada a los calmantes que estoy desde entonces fue el del 2011.

Hasta ese momento lo había llevado más o menos bien, pero en aquel momento, en el que sólo vestirme requería un esfuerzo sublime y me dejaba agotada para todo el día, me perdí en la inmensidad de la impotencia, la frustración y la inseguridad.

En estado normal tomo tres medicamentos distintos tres veces al día, más el hipnótico que me debería tomar para dormir. Cuando las cosas van mal, la medicación es cada cuatro horas, más de cinco medicamentos distintos intercalados, casi todos ellos calmantes y ansiolíticos, además de la medicación para el corazón y para el insomnio y aún así, el dolor suele ser agotador y las fuerzas se me van.

Hago cosas muy absurdas, tonterías de gran calado, como diría un antiguo profesor mío de psicología social. Dejo la medicación de golpe, por lo que acabo sufriendo dolores insoportables y además pasando el mono, que lo aumenta todo más... Me empeño en hacer esfuerzos físicos, que se, de antemano, que no voy a soportar, solo para demostrarme a mi misma yo qué se que!...

En aquel momento, estaba fuerte psicológicamente y emocionalmente, y eso ayuda mucho. No tenía una depresión, ni había nada emocional que me afectara, por lo que aquel brote, incluso siendo el que recuerdo como el peor por la incapacidad física y lo que me costó salir (meses de rehabilitación), probablemente fue mejor que el último que he tenido que se me ha mezclado con una depresión emocional brutal.

Aún así recuerdo como si fuera ayer como me sentía. Como si nada de lo hiciera sirviera para mucho. Como si estuviera perdida en un mar de pastillas y no pudiera salir de él. Como si fuera un nada, físicamente hablando y mi mente, tan fuerte en aquel momento, estuviera atrapada en una jaula, que era mi cuerpo, rodeada de pastillas...


No hay comentarios:

Publicar un comentario