Es la rabia contenida la que no me deja sentirte. Es el odio
a la desesperación que te llevó a la locura. ¿Es la mano que no me diste… o es
la que no te di?.
Lloro por ti, porque tú no eres capaz. Como lo hiciste tu
aquel día en que lo perdí todo, y mis lágrimas venían recubiertas del silencio
que tanto odio.
¿Dónde está tu frase ahora?. ¿Donde mi consuelo?. Lo has
dejado todo en un maldito árbol, estrellado, destruido… empapado en tu dolor,
que has hecho tan mío.
Adiós por fín Ani. Jamás perdonaré que no me pidieras ayuda. Que rompieras tu existencia contra ese árbol. Pero te quiero.
Adiós por fín Ani. Jamás perdonaré que no me pidieras ayuda. Que rompieras tu existencia contra ese árbol. Pero te quiero.
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