He recogido tus cosas. Descolgué la pizarra, guarde el mundo
de nuestros viajes nunca realizados. Metí tus fotos en la maleta roja. Nuestro
pequeño libro sin terminar, que un día, cuando me haga fuerte, te regalaré,
para que quede en uno de esos rincones de tu cuarto donde guardas tanta
nostalgia.
He cogido nuestros besos y abrazos, nuestros sueños
conjuntos, nuestros recuerdos… y los he plasmado en un texto para no
recordarlos más.
Me costaron mas las risas, los juegos… tu mirada cuando yo era
la más bella del mundo… lloré con cada uno de ellos mientras los rompía en
pedazos.
Al final me quedaron solo mis brazos abiertos y vacíos… la cara de un Jacob llena de ternura y un
montón de amor y paciencia que no necesitabas, pero por fin volví a ser libre y feliz.
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