El miedo, el orgullo, la falta de sentimientos… no lo se. A veces no se cual es la causa, pero ocurre. Hay personas que ponen un freno y no son capaces de avanzar más, porque no pueden, o no quieren. Quién sabe, ni siquiera importa el motivo realmente.
Buscan que avances tú, pero cuando lo haces, una y otra vez,
te das contra el muro que ellos mismos han construido. El mismo muro, pero
pintado de otro color.
Como mucho puedes escribir cartas y lanzárselas por encima,
para que las lean, para que sepan que estás ahí, que no te apetece rendirte
porque tú has roto tu propio muro.
A veces las leen, y se las quedan, y te hablan por una
ventanita del muro, dándote una pequeña esperanza. Otras veces, cogen todas las
que se han guardado, hacen bolitas de papel y se dedican a tirártelas por
encima del muro, con un mensaje claro: No vas a pasar de aquí.
En un intento de dejar una huella, haces un graffiti en su
muro. Uno pequeño, casi imperceptible, para que sólo lo sienta pero no sepa
donde está, para que no descubra su escondite y no lo borre. Pero siempre lo
descubren, y se apresuran en pintar encima para que nadie los vea.
Un día paseas alrededor del muro, con el afán de encontrar
un hueco, pequeñito, que te permita entrar dentro y te das cuenta, con toda la
tristeza del mundo, que no eres más que muchas otras personas, que también están
detrás, como tú, que también lanzan cartas, como tú, y que también tienen
pequeñas ventanitas por las que hablan con el dueño del muro y acumulan
pequeñas esperanzas.
Entonces te arrepientes infinitamente de haber roto tu muro
y vuelves a construirlo, con paciencia, pero más sólido aún que la vez
anterior, tapando cada hueco con un pedazo de tu esperanza, y pintando la
fachada con el color de tus propias lágrimas.
Yo he roto mi muro. Y ahora toca volver a construirlo. Sin puertas, sin ventanas, sin un mísero agujero
por donde pueda entrar una brizna de aire.
Se me acabaron las lágrimas. Sólo puedo pintarlo con los
pocos pedazos de corazón que me quedan aún sabiendo que, un muro pintado con el
corazón, es indestructible y que jamás llegarán cartas de aquellos que intenten
traspasarlos. Pero tampoco volveré a recibir bolitas de papel hechas de mis
sentimientos.
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