
Echo de menos tu deseo, tus ansias, tu carisma. Verte
recorrer mi cuerpo como si no hubiera límites, ni obstáculos y conocieras cada
rincón, cada vértebra, cada músculo y todos ellos, sin más, fueran tuyos. Tu
deseo infinito, tus ojos mirando los míos, tus palabras.
Tu imaginación y la mía, juntas, más allá de
los sueños vulgares y banales de las hormigas. Echo de menos ser una persona y
tenerte a mi lado, sabiendo que tú también lo eres y que contigo, lo tengo
todo.
Lo intento, sonrío y me conformo con lo que elegí, pero no
puedo. No se tener menos que a ti. Las hormigas no consuelan, todo lo hacen a
medias.
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