Ando aquí metida en una burbuja un tanto pequeña para mí.
Soñaba con cosas grandes pero, de nuevo, vuelvo a hacerme pequeña e imperceptible.
La burbuja no es mía. Yo destruí los muros, libere mi corazón y vencí los miedos... Pero ese afán de salvadora que me caracteriza vuelve a salir.
Su burbuja es pequeña, casi asfixiante, y creo que en ella estoy yo, como podía estar cualquier otra.
No me ve, ni me siente, pero me necesita como un una muleta para volver a caminar. Y ahí estoy yo, enamorándome de un sueño poco a poco. Y es que me abraza de noche, y me acaricia.
Es bueno, tiene un corazón noble, pero esta perdido, refugiado en mil muros y no es valiente, al menos, aún no. Al menos no conmigo.
Desde luego no soy lo que quiere en su vida, porque ni siquiera sabe lo que quiere. Solo espera a que el corazón le hable pero cuando lo haga, si lo hace, yo ya no estaré.
Esta vez no salvaré a nadie que no quiera salvarse solo. No estaré con nadie que me use de comodín, hasta conseguir la carta perfecta.
Necesito ser importante. Necesito un amor valiente, íntegro, sincero y leal. Y él no va a dármelo ni hoy, ni nunca.
Si él pudiera elegir... Si supiera al menos como hacerlo... No me elegiría a mí, porque ni siquiera me ve. No existo.
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